Primer Festival De Salsa Cartagena En Clave
Por Frank Patiño (Tomado de la Revista La Lira)
Eran las seis de la tarde y, como todos los viernes, los transeúntes del barrio Los Caracoles pasaban por la Tienda – Terraza San Martín y se detenían por una cerveza, a escuchar música un rato, pero esta vez había algo en la escena que era distinto: dos tornamesas – como escapados de una máquina del tiempo – esperaban a dos coleccionistas que programarían verdaderas gemas de la música antillana.
Así se inauguró el pasado 4 de noviembre el Festival de Salsa Cartagena en Clave organizado por la Corporación Arrabales dirigida por Willian Cueto, un grupo de amigos que desde hace diez años vienen realizado actividades culturales en la ciudad en torno a la música y el cine. “Nosotros queremos hacer un reconocimiento a Cartagena como ciudad salsera, como la ciudad donde surgieron los primeros músicos, como la ciudad que cada domingo vive en clave de tres por dos”, manifestó Kriss Urueta, director del Festival.
La audición salsera estuvo a cargo de Rafael Imitola, un veterano coleccionista cartagenero, y Rafael Cafiel, de las nuevas generaciones de los custodios del vinilo. La gente en la San Martín se acercaba, miraba las viejas carátulas, mientras la aguja se posaba en la pasta, como un animal antiguo y noble.
Al día siguiente en Vueltabajero, ese estadero que se ha convertido en su primer decenio en la meca de la rumba salsera de la ciudad, se llevó a cabo la jornada académica con un conversatorio sobre la salsa como espacio de integración comunitaria con Ernesto Armenteros desde Barranquilla, Rubén Darío Álvarez desde Cartagena y Nelson Gómez desde Bogotá. También estuvieron los dueños de dos estaderos de la ciudad, el Vueltabajero y El Compy, una especie de club barrial que desde hace medio siglo es la esquina mayor del barrio Los Cerros.
Esa noche del 5 de noviembre la rumba en la Tienda – Terraza San Martín estuvo a cargo de La Troja de Barranquilla, con música en pasta, con su colección exclusiva, con Nelson García Pertuz y Omar Chía Argote, quienes programaron lo mejor de su música en 45 rpm.
El cierre del Festival fue un concierto en la entrada del barrio Los Caracoles, con entrada libre, en el que se presentaron tres agrupaciones de la ciudad y el cantante Eddy Jey. La primera fue Son Travieso de Víctor del Real, El Nene, en formato de charanga a una ciudad que rinde pleitesía a la sonoridad de la flauta y el violín. La segunda fue Zona Híbrida, dirigida por Leobaldo Martínez, una orquesta de jóvenes que mostraron la nueva generación salsera de la ciudad, esta orquesta acompañó a Eddy Jay, quien interpretó la canción ‘Barrio popular’ que emocionó a los asistentes.
Cerró el concierto Salsa 220, un grupo de veteranos artistas de la ciudad, dirigida por Óscar ‘El Gato’ Urueta con tres tremendas voces: Chombo Sembergman, Víctor Gutiérrez y Michi Boogaloo, con un sonido que hace recordar la salsa callejera de los años 70. Así terminó este Festival que por tres días reunió el circuito cultural salsero de Cartagena, respondiendo a la tradición antillana de la ciudad y preparando desde ya la segunda edición para noviembre del año entrante.
Eran las seis de la tarde y, como todos los viernes, los transeúntes del barrio Los Caracoles pasaban por la Tienda – Terraza San Martín y se detenían por una cerveza, a escuchar música un rato, pero esta vez había algo en la escena que era distinto: dos tornamesas – como escapados de una máquina del tiempo – esperaban a dos coleccionistas que programarían verdaderas gemas de la música antillana.
Así se inauguró el pasado 4 de noviembre el Festival de Salsa Cartagena en Clave organizado por la Corporación Arrabales dirigida por Willian Cueto, un grupo de amigos que desde hace diez años vienen realizado actividades culturales en la ciudad en torno a la música y el cine. “Nosotros queremos hacer un reconocimiento a Cartagena como ciudad salsera, como la ciudad donde surgieron los primeros músicos, como la ciudad que cada domingo vive en clave de tres por dos”, manifestó Kriss Urueta, director del Festival.
La audición salsera estuvo a cargo de Rafael Imitola, un veterano coleccionista cartagenero, y Rafael Cafiel, de las nuevas generaciones de los custodios del vinilo. La gente en la San Martín se acercaba, miraba las viejas carátulas, mientras la aguja se posaba en la pasta, como un animal antiguo y noble.
Al día siguiente en Vueltabajero, ese estadero que se ha convertido en su primer decenio en la meca de la rumba salsera de la ciudad, se llevó a cabo la jornada académica con un conversatorio sobre la salsa como espacio de integración comunitaria con Ernesto Armenteros desde Barranquilla, Rubén Darío Álvarez desde Cartagena y Nelson Gómez desde Bogotá. También estuvieron los dueños de dos estaderos de la ciudad, el Vueltabajero y El Compy, una especie de club barrial que desde hace medio siglo es la esquina mayor del barrio Los Cerros.
Esa noche del 5 de noviembre la rumba en la Tienda – Terraza San Martín estuvo a cargo de La Troja de Barranquilla, con música en pasta, con su colección exclusiva, con Nelson García Pertuz y Omar Chía Argote, quienes programaron lo mejor de su música en 45 rpm.
El cierre del Festival fue un concierto en la entrada del barrio Los Caracoles, con entrada libre, en el que se presentaron tres agrupaciones de la ciudad y el cantante Eddy Jey. La primera fue Son Travieso de Víctor del Real, El Nene, en formato de charanga a una ciudad que rinde pleitesía a la sonoridad de la flauta y el violín. La segunda fue Zona Híbrida, dirigida por Leobaldo Martínez, una orquesta de jóvenes que mostraron la nueva generación salsera de la ciudad, esta orquesta acompañó a Eddy Jay, quien interpretó la canción ‘Barrio popular’ que emocionó a los asistentes.
Cerró el concierto Salsa 220, un grupo de veteranos artistas de la ciudad, dirigida por Óscar ‘El Gato’ Urueta con tres tremendas voces: Chombo Sembergman, Víctor Gutiérrez y Michi Boogaloo, con un sonido que hace recordar la salsa callejera de los años 70. Así terminó este Festival que por tres días reunió el circuito cultural salsero de Cartagena, respondiendo a la tradición antillana de la ciudad y preparando desde ya la segunda edición para noviembre del año entrante.